En las ruinas de una capilla desierta
Veloces flotan las henchidas nubes a través del cielo,
aterrada bajo la tormenta la tierra parece temblar,
mientras que sólo los seres infortunados como yo
buscan los helados horrores de la feroz tempestad.
Ni aun alrededor de las ruinas, en busca de alimento,
el famélico búho osa emprender su nocturno vuelo,
ni tampoco en su cueva, en lo profundo del bosque,
el zorro se atreve a enfrentar la furia de los elementos.
Pero agradable a mi corazón es este oscuro temporal
que me mantiene lejos de un mundo que deseo evitar:
ver a la Ruina abatir sobre las tumbas sus estragos
se aviene a la melancólica tristeza de los desdichados;
ni son esta profunda oscuridad y estos cortantes vientos
tan negra como mi destino o fríos como mis tormentos.
A la luna
¡Oh, reina del arco plateado!, bajo tus pálidos rayos,
sola y pensativa, amo salir a vagar sin rumbo
para observar tu sombra temblando en la laguna
o seguir a las nubes que por tu senda se cruzan.
Mientras así te contemplo, tu dulce y plácida luz
derrama una suave calma sobre mi pecho agitado,
y, ¡oh, bello planeta de la noche!, a menudo pienso
que en tu esfera los miserables encuentran sosiego.
Quizás todos los que sufren en la tierra asciendan,
al ser liberados por la muerte, a tu benigno orbe
y los infortunados hijos de la Desesperación y la Pena
olviden, estando en ti, la copa de su tristeza terrena.
¡Oh, quisiera pronto en tu sereno mundo dejar detrás,
pobre peregrina desdichada, este escenario de pesar!
Traducciones de E. Ehrendost.
para observar tu sombra temblando en la laguna
o seguir a las nubes que por tu senda se cruzan.
Mientras así te contemplo, tu dulce y plácida luz
derrama una suave calma sobre mi pecho agitado,
y, ¡oh, bello planeta de la noche!, a menudo pienso
que en tu esfera los miserables encuentran sosiego.
Quizás todos los que sufren en la tierra asciendan,
al ser liberados por la muerte, a tu benigno orbe
y los infortunados hijos de la Desesperación y la Pena
olviden, estando en ti, la copa de su tristeza terrena.
¡Oh, quisiera pronto en tu sereno mundo dejar detrás,
pobre peregrina desdichada, este escenario de pesar!
Traducciones de E. Ehrendost.
Más sonetos de Charlotte Smith
disponibles en Editorial Alastor:
No hay comentarios.:
Publicar un comentario